Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Sábado 29 septiembre, 2007
Escribimos esta semana que las palizas que le metieron Puntarenas al Saprissa y Pérez Zeledón a la Liga el pasado domingo, podían reflejar que en el fútbol costarricense se han acortado las distancias entre los dos grandes y la mayoría del resto de los otros diez equipos de la primera división, pero, que a la hora de la verdad, cuando se juegan partidos decisivos en otras instancias más determinantes, no se presentaban estos resultados y al final de cuentas, morados y manudos sobrevivían y solo ellos disputaban la final.
Prueba fehaciente de esto es que los títulos de las últimas 14 temporadas solo han sido obtenidos por estos dos equipos.
No se había enfriado el teclado de la computadora, cuando el Saprissa derrota a Puntarenas y lo elimina del torneo de Uncaf, en el que los chuchequeros habían campeonizado la temporada anterior y en otro nivel no criollo, el Alajuelense saca la cara y deja fuera de esta misma competencia al campeón de Honduras, el Real España en San Pedro Sula.
De nuevo sobreviven y contra las cuerdas, los dos grandes del fútbol costarricense, que ahora se verán las caras, este domingo por el campeonato y después en una serie de ida y vuelta por las semifinales de la Uncaf.
De nada le valió al equipo de Luis Diego Arnáez su escandalosa y publicitada victoria en el Puerto; el 4-1 contra el Saprissa por el torneo de Invierno no hizo mella en la formación titular de Jeaustin Campos que una vez más se impuso a la hora buena en Tibás, por la mínima, marcador suficiente para sacar a los naranjas de un certamen que dominaron en la edición anterior. En el juego de ida en el Lito Pérez, los morados habían sacado un empate a un gol.
El partido en el Ricardo Saprissa era decisivo para los dos equipos; el que perdía decía adiós; no era un encuentro como el del domingo anterior por la disputa de tres puntos que a la postre no definen casi nada.
¡No! Era un partido crucial y de nuevo ganó el Saprissa.
Entonces, volvemos a lo mismo y que fue lo que anotamos en la columna del pasado miércoles. Puede que de hecho se haya dado un recorte de distancias en cuanto al poderío de los dos grandes del balompié criollo y el resto de los equipos, pero para que esa distancia se acorte, se termine o se consolide, esos otros equipos, llámense Puntarenas, Herediano, Pérez Zeledón, Cartaginés, Brujas y los demás, están obligados a ganar los partidos claves, los que definen títulos nacionales e internacionales.
Si los porteños quieren tener la etiqueta de grandes que ya poseen manudos y morados, tienen que ganar títulos como el que su vecino Municipal Puntarenas obtuvo en 1985 y el de ellos mismos en la Uncaf de 2006, no en forma aislada, sino continua, como argumento fuerte para que los aficionados al fútbol de este país reconozcan que, en verdad, ya hay más clubes grandes en el campeonato.
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