Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 27 agosto, 2007
¿Es tan difícil y complicado el fútbol costarricense que de verdad se le hace imposible a Liga Deportiva Alajuelense encontrar un número diez?
¿Pertenece nuestro deporte favorito al fútbol del primer mundo, que no halla en su entorno un futbolista que siquiera se les acerque en calidad a Wilmer López, Carlos Hernández o Josimar Arias?
¿Qué cuota de responsabilidad le toca a la directiva rojinegra que ficha a tres o cuatro delanteros de renombre: Lara, Parks, Cunninghan, Gabriels y ni a un solo volante de construcción?
¿Qué pasa con Berny Solórzano?
¿No ha dado la talla en los partidos en que ha salido como titular o es que a Carlos Restrepo se le ha metido entre las cejas que este valioso mediocampista no sirve?
¿No cuenta la Liga en sus fuerzas básicas o en su equipo de alto rendimiento con un diez?
¿Será esto posible? ¿Tan mal estamos?
¿Con lo que ha hecho, ha jugado, ha demostrado en tres o cuatro temporadas Solórzano, con Carmelita, el Cartaginés e incluso una convocatoria a la Selección Nacional, no merece este talentoso muchacho que su entrenador le dé dos o tres partidos seguidos como titular para que se enganche?
Ayer en el desastroso partido de los manudos contra Herediano, de nuevo la Liga mostró la falta que le hace un número diez. Lo curioso es que Carlos Restrepo alinea con Myrie, Montero, Gabas y Cunninghan en la cintura y desde el arranque, nadie sabe en el estadio cuál de los cuatro es el encargado de servir. ¿Era Gabas o era Kenny? ¿A quién le dio el técnico la instrucción de jugar como si fuera un diez: a Gabas o a Cunninghan?
¿O quizá a ninguno?
Porque don Carlos ha dicho que en su equipo falta un diez; entonces, puede que cuando forma una alineación lo hace sin diez y en ese sentido, no cabe responsabilizar a ninguno de sus volantes por no jugar ni cumplir en esa posición. Simplemente ellos cumplen con otras instrucciones y funciones.
A ver, pongámonos de acuerdo.
Si ayer para enfrentar al Herediano, a Pablo Gabas y a Kenny Cunninghan, su entrenador no le dio misión de número diez, entonces a la Liga, no es que le falta un diez. Es que juega sin diez y en ese sentido, los jugadores no son responsables.
Si usted alinea un equipo sin volantes creativos, probablemente los atacantes se verán ayunos de servicios. Les sucedió a Parks y Núñez.
Se supone que Windell Gabriels entró como diez en lugar de Roy Myrie. Tampoco funcionó el equipo.
Con Cunninghan desconcentrado, buscando pleito con Junior Díaz y con tarjeta amarilla, la lógica indicaba sacarlo y meter a Solórzano, como posibilidad de que la Liga resucitara con un diez de verdad.
No se dio; salió Parks y entró Lara. Delantero por delantero y de nuevo sin servidor, sin pasador.
Difícil sin ser uno técnico, descifrar los curiosos movimientos de Restrepo.
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