Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 29 mayo, 2009
En una ocasión y consecuencia de los malos resultados que obtenía Liberia Mía en el campeonato, escribí que seguramente al técnico Alain Gayhardy no lo despedían porque eventualmente podía ser uno de los inversionistas en el club.
Era aquella etapa en que Odir Jacques asesoraba o asistía al entrenador francés y no se sabía en realidad quién mandaba tácticamente en ese equipo. Recuerdo un partido en el Morera Soto en que durante el desarrollo del juego, desde el palco de prensa no le vimos la cara a don Alain y era Odir el que giraba instrucciones. Incluso, cuando se ordenó una variante, fue Jacques quien habló con el futbolista que estaba calentando y no vimos por ninguna parte al francés.
Pasó el tiempo, bien corto por cierto, y los propietarios de Liberia Mía abrieron más la billetera y ficharon jugadores muy caros para el nivel de nuestro campeonato.
La mayoría con salarios de varios ceros a la derecha; desde luego que inversiones millonarias de ese nivel tienen que dar dividendos, de lo contrario, no tienen ningún sentido.
Un poco, o un mucho, lo que sucede en Brujas, con planilla cara, pero sin títulos. ¡Ya vendrán!
En Liberia se precipitó el acontecimiento y desde luego en la parte final de la ruta que llevó a la conquista del título, pudimos apreciar todos la mano del técnico galo y a partir de los últimos resultados tan favorables del submarino amarillo, finalmente volvimos la mirada hacia el señor Gayhardy y a reconocerle sus méritos.
Diplomado de la federación francesa de fútbol, se hizo evidente que mientras los dirigentes Mario Sotela y Angel Arce, y quizá otros más, sacaron sus chequeras y llevaron al club jugadores de alto nivel y roce que no se iban a arrugar en una eventual instancia final como es la disputa del título, Alain Gayhardy observaba y dibujaba su propio trabajo.
Pareciera que el entrenador francés no fue quien recomendó los fichajes estelares de valores como Mesén, Wallace, Umaña, Leo González, Minor Arias y Mambo Núñez, entre otros. Hace pocas horas, cuentan que manifestó en una emisora no saber nada del fichaje de Freddy Fernández.
Entonces, nos imaginamos a don Alain dirigiendo una práctica en el Edgardo Baltodano, y de pronto entran a la cancha los mejores jugadores del campeonato, fichados por los dirigentes sin conversaciones previas.
Y…, ¿quién se va a enojar?
Cuál director técnico se va a “cabrear” si los dueños del club firman a los mejores jugadores del país. Lo que pasa es que con esto no alcanza, a menos que estos jugadores, los consagrados y los nuevos de la cantera, sean orientados por un estratega de clase A, académico, preparado, profesional, inteligente y educado, cualidades todas que han brotado de la personalidad de Gayhardy, una vez que conquistó el título. El tema da para más.
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