Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 08 octubre, 2008
Hablemos de realidades, de puras realidades.
El nuevo Estadio Nacional era una realidad.
Estaba el lugar; estaban los planos; estaba el dinero.
Era una joya; una construcción bellísima; un orgullo nacional.
Se empezaría a construir en noviembre 2008 y estaría terminado en 2010. Cero fantasía, pura y legítima realidad.
Lugar, planos y dinero listos.
Esta realidad se vino al suelo.
De un hecho real, pasamos a la incertidumbre.
Sobrado dijo en la televisión que él conoce tres terrenos donde se puede construir el nuevo estadio: por el Cenada, por los Hatillos y en la Uruca. Démosle la razón en cuanto a los terrenos.
Pero, exijámosle argumentos de cómo haría él para construir el nuevo coliseo en esos terrenos.
¿En cuánto tiempo proyectaría el costarricense Sobrado, que se podría construir en cualquiera de esas tierras el estadio?
Y hablamos de tiempo porque es un recurso vital.
Si Sobrado nos dice el tiempo exacto en que se puede construir el coliseo, veríamos si el dinero que dona China vale lo mismo que hoy.
Y califico expresamente a Sobrado de costarricense, para focalizarlo como ciudadano de un país que lleva 60 años sin poder ampliar la avenida segunda y más de un año sin poder ubicar una torre y poner un faro en su principal aeropuerto, para ayudarles a los pilotos a aterrizar.
Los “nueve magníficos” deberían ser más coherentes y reconocer que construir en otro lugar, en Costa Rica es imposible hacerlo rápido y esta sería su responsabilidad. No del gobierno.
El gobierno consiguió el dinero y el lugar.
Don Guido y Sobrado por el recurso, echaron a perder eso y son los responsables de lo que depare la acción.
Es muy fácil afirmar en la televisión que es problema del gobierno buscar el nuevo lugar. No es así. El gobierno no tenía ningún problema. Estaba el dinero y el lugar.
Hoy, por Sobrado y don Guido, ya no tenemos lugar y el dinero se puede esfumar.
Don Guido se ofreció a buscar los terrenos. Gracias, pero…
¿Por qué no se ofrecen también a tener el estadio terminado en 2010 en ese otro lugar?
¿Pudo acaso don Guido terminar su ambicioso proyecto cultural en la Aduana?
¿Cuántas trabas le puso la tramitomanía, que se le escaparon sus cuatro años con don Abel sin poder darle luz al proyecto?
Paradójicamente, esa tramitomanía que le impidió ejecutar su nueva obra monumental, él ahora se la endosa al gobierno para evitar que se construya el nuevo Estadio Nacional.
Pidámosles a los chinos que le entreguen la donación al grupo de don Guido y obliguémoslos a que nos entreguen a los costarricenses en los terrenos que ellos dicen, un estadio igual al que se iba a construir en La Sabana, terminado eso sí en el 2010, para ver si como roncan, duermen.
Y, una pregunta a don Guido: ¿si en La Sabana, en lugar de un estadio se construyera donado por los chinos un anfiteatro, al mejor estilo griego o romano, se opondría?
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