Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 24 mayo, 2017
Herediano armó su rompecabezas en el mejor momento
El tema pasaba por jugar al fútbol.
Si el Herediano se hubiera dedicado a jugar al fútbol en lugar de distraerse con temas de escritorio y de cantina, pudo ganar la corona mucho antes de llegar al juego final del Verano.
Para nuestro medio, raquítico e irregular, le sobraba equipo para hacerlo.
Sin embargo, con una gerencia deportiva caliente, un director técnico de verbo encendido y algunos futbolistas de juego agresivo, la institución de nuevo se sumergió en dimes y diretes, cuestionamientos a la dirigencia del campeonato, protestas vanas contra decisiones de los silbateros y mentalmente se desconcentró y “se salió” del torneo.
Según ellos, algunos juegos no los ganaron por culpa de los árbitros, sin reconocer que los habían empatado o perdido por errores propios o falta de capacidad de sus mismos jugadores, que cometían yerros mayúsculos en retaguardia o perdían goles muertos.
El Herediano tuvo sus horas grises durante el desarrollo de la competencia y Hernán Medford estuvo en la picota un par de ocasiones. El cuerpo técnico, con asistentes más calientes aún que su gerente deportivo, no aprendía de los golpes. Siguieron reclamándolo todo y mirando (verbo preferido de Jorge Luis Pinto), varios juegos desde los palcos, asiento no habitual para un entrenador que está trabajando.
También, el exceso de mano de obra de buena calidad, hizo que Hernán Medford se equivocara en varias alineaciones. Suplir la ausencia de Elías Aguilar en un juego por Óscar Esteban Granados (jugó de 10), fue solo uno de ellos. Dejar sentado a Esteban Ramírez el 90% del Verano fue otro yerro relevante.
Para alegría de los seguidores del Team, el rompecabezas se fue acomodando en el mejor momento; en el cierre del torneo cada pieza se ubicó en el lugar correcto, a partir de que el cuerpo técnico se olvidó de discutir y se puso a trabajar y los futbolistas se olvidaron de reclamar y se pusieron a jugar. A los árbitros de cada partido los archivaron en su mente.
Fue entonces cuando surgió ese Herediano poderoso y envolvente, dueño de las mejores fichas del campeonato, que arrolló al Saprissa sin ninguna dificultad para lograr el título en una final de una sola cara.
Es más, si Herediano se ordena y deja de pelear, puede convertirse en dinastía.
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