No callar
| Martes 20 noviembre, 2007
No callar
El mensaje de la Conferencia Episcopal intitulado Momento Privilegiado para Costa Rica, llama a la reflexión.
Sobre las leyes de implementación nos dice: “Un doble criterio ético para su discusión debe ser, por una parte, la exclusión de cualquier medida que afecte el respeto a derechos fundamentales como el derecho a la vida, a una existencia digna, a las prácticas tradicionales de producción y comercio solidarios”.
El Tratado de Budapest y el Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV 1991) tiene que ver con la ética y los derechos humanos. Son convenios creados para facilitar la aplicación de mecanismos internacionales de patentamiento y la adquisición de derechos de propiedad intelectual sobre plantas y cualquier tipo de organismos vivos, incluido lo que tiene que ver con material genético humano.
Si Costa Rica se adhiere a estos convenios internacionales estaría aceptando las prácticas de las naciones desarrolladas que han puesto el comercio y la protección de la propiedad intelectual por encima del interés y el bienestar del ser humano.
Hoy, a la Luz del Magisterio de la Iglesia los obispos de la Conferencia Episcopal tienen el reto y el deber de pronunciarse, sobre si avalan o no avalan la adhesión de Costa Rica a los mencionados tratados Budapest y UPOV-91.
Julio E. Jurado del Barco
Ex diputado
El mensaje de la Conferencia Episcopal intitulado Momento Privilegiado para Costa Rica, llama a la reflexión.
Sobre las leyes de implementación nos dice: “Un doble criterio ético para su discusión debe ser, por una parte, la exclusión de cualquier medida que afecte el respeto a derechos fundamentales como el derecho a la vida, a una existencia digna, a las prácticas tradicionales de producción y comercio solidarios”.
El Tratado de Budapest y el Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV 1991) tiene que ver con la ética y los derechos humanos. Son convenios creados para facilitar la aplicación de mecanismos internacionales de patentamiento y la adquisición de derechos de propiedad intelectual sobre plantas y cualquier tipo de organismos vivos, incluido lo que tiene que ver con material genético humano.
Si Costa Rica se adhiere a estos convenios internacionales estaría aceptando las prácticas de las naciones desarrolladas que han puesto el comercio y la protección de la propiedad intelectual por encima del interés y el bienestar del ser humano.
Hoy, a la Luz del Magisterio de la Iglesia los obispos de la Conferencia Episcopal tienen el reto y el deber de pronunciarse, sobre si avalan o no avalan la adhesión de Costa Rica a los mencionados tratados Budapest y UPOV-91.
Julio E. Jurado del Barco
Ex diputado