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Miércoles, 11 de diciembre de 2024



EDITORIAL


Las soluciones que tanto ansiamos

Importantes sectores de la sociedad civil, situados al margen de la arena política, pueden aportar conocimiento técnico y talento para la difícil coyuntura actual

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 18 julio, 2011


Editorial


Una comprometida situación de estancamiento mantiene al país desprovisto de soluciones para las múltiples crisis surgidas de acciones y omisiones de gobernantes de las últimas décadas.

Estas crisis, en ámbitos tan sensibles como la seguridad ciudadana, la infraestructura, la seguridad social y el buen clima para generar riqueza, entre otros, afectan ya demasiado a los costarricenses, habituados a moverse en una sociedad equitativa y solidaria que les permitió vivir en paz y ser productivos.

Esta peligrosa y creciente presión puede estallar en conflictos de diverso orden que nadie desea, con fuerte daño a la vida nacional en general.

No hay acuerdo en la Asamblea Legislativa para casi nada. Una asfixiante marea de intereses particulares y de grupos recorre no solo el recinto del Congreso sino muchos otros espacios de toma de decisión, paralizando todo.

La pugna entre esos intereses no solo es estéril porque impide llegar a cualquier acuerdo, sino que encierra a quienes en ella se debaten en un opaco círculo que imposibilita ver y escuchar las necesidades de la población. Y entonces se habla mucho pero se hace poco.

Ahí donde debería haber un debate amplio, incluyente, altruista e inteligente para establecer una agenda nacional que, al atender las prioridades de la ciudadanía sea apoyada luego por todos y tenga posibilidades así de llevarse a la práctica, lo que prevalece en cambio es la mezquindad, la bajeza y una ausencia de visión y de capacidad no admitida.

Esa falta de reconocimiento impide hacer el llamado que debería haberse producido para que otros importantes sectores de la sociedad civil, aunque se encuentren al margen de la arena política, entren a dar su aporte, y que el valioso caudal de conocimiento técnico y de talento de costarricenses hoy excluidos, sirva para salir adelante en la difícil coyuntura que vivimos.

Es indispensable librarse del autismo voluntario y limitante en momentos en que la población implora ser escuchada. Es urgente abandonar posturas que condujeron a las crisis y comprender que hay distintos caminos para llegar al destino anhelado.

La Costa Rica que se elevó en otros momentos por encima de tantas calamidades que azotaron a la región, pudo hacerlo porque supo brindarle a su gente la sociedad equitativa y solidaria que garantizó la paz.

Esa Costa Rica no debe ni tiene por qué perderse. Por el contrario, es con ella que se puede avanzar firmes y seguros hacia un desarrollo que nos permita no solo seguir siendo lo que fuimos y deseamos, sino interactuar exitosamente en el mundo de hoy.










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