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La Oreja de Van Gogh se hizo “inmortal” en el Melico Salazar

Carolina Barrantes redaccion@larepublica.net | Miércoles 12 noviembre, 2014


La cantante Leire Martínez visitó el país por primera vez el lunes anterior, como vocalista de La Oreja de Van Gogh. Sian Rodríguez/La República


28 canciones regaló el grupo español en el Melico Salazar

CONCIERTO

La Oreja de Van Gogh se hizo “inmortal” en el Melico Salazar

A teatro lleno la banda española hizo un recital durante cerca de dos horas y 20 minutos

Tal y como si se tratase de un cuento de hadas, el Teatro Popular Melico Salazar supo durante una sola noche lo que es volar como “Cometas por el cielo”, aprendió a bailar “El último vals” e incluso logró cantar coros a todo pulmón por una “Muñeca de trapo”.
¿Los responsables de esta locura? La banda española La Oreja de Van Gogh que brindó un concierto durante cerca de dos horas y 20 minutos el lunes anterior, y supo lo que es echarse al bolsillo a las decenas de personas que abarrotaron el espacio.
El quinteto tenía diez años aproximadamente de no venir al país, y aunque al salir al escenario a las 8.10 p.m. el recibimiento del público fue un poco frío, la historia cambió en minutos cuando la vocalista Leire Martínez, quien visitaba por primera vez el país, regaló “Rosas” y le dijo al público que bailara “El último vals”.
La fiesta estaba declarada: los españoles empezaron a sacar la casa por la ventana y sus fans iniciaron una lucha por cumplir con el protocolo del teatro y a la vez cantar a gritos las canciones. De más está decir que al final los asistentes hasta brincos pegaron en todas las localidades.
“Hola San José. Como sabéis para mí es la primera vez en Costa Rica y hacía mucho tiempo que el grupo no venía. Diez años (de ausencia), no puede ser, no somos tan mayores; ¡yo no había nacido hace diez años! Qué placer regresar, qué placer venir por primera vez y ver esto tan lleno. Muchísimas gracias”, fueron las primeras palabras que dirigió la intérprete al público y por ellas recibió una lluvia de piropos, algunos más tímidos que otros.
De ahí en adelante bien podría decirse que Leire y compañía se pusieron de acuerdo con sus seguidores para cantar el resto del repertorio a medias, cual amigos de toda la vida.
“Una y otra vez”, “Perdida”, “El tiempo a solas”, “París”, “Europa VII”, “Día cero”, “Palabras para Paula”, “Mi vida sin ti” y “La playa” fueron las canciones que salieron a continuación de todas las voces presentes, quienes ni pusieron atención al calor que se apoderaba del recinto.
9.20 p.m.: Brazos arriba, voces listas, todos de pie porque llegaba la última parte del concierto, y por ende, ¡la locura!
El quinteto se reservó lo mejor para el final y sacaron suspiros, coros, gritos y aplausos con temas como “28”, “María” y “Deseos de cosas imposibles”.
Sin duda el clímax lo logró el tema “Jueves”, la melodía tierna de una pareja y su encuentro en un tren, que el público pidió a gritos, y que Leire se dedicó a cantar sola con el sonido del piano de su compañero Xabi San Martín.
La fiesta fue grande, tan grande como el Melico Salazar, y más aún, cuando la propia cantante de La Oreja de Van Gogh pidió al público que rompiera el protocolo y se pusiera de pie, para cantar “Cometas por el cielo”, “Pop”, “La niña que llora en tus fiestas” y “Puedes contar conmigo”.
No fueron suficientes dos “adiós” del quinteto. El Melico entero se entregó a los españoles. Fue más que evidente.
Como premio, el grupo dio un regalo especial a los ticos: una canción que no estaba en la lista y que se sacaron del bolsillo luego de hacer una reverencia y una breve reunión sobre el escenario: “Cuídate”.
¿Quiere saber cómo es armar una locura musical? Pregúntele a La Oreja de Van Gogh que se despidió con un “¡volveremos!”.

Carolina Barrantes
cbarrantes@larepublica.net
@cbarrantesLR







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