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Viernes, 29 de marzo de 2024



ACCIÓN


¿Hay buen gobierno en su equipo?

EFE | Martes 17 julio, 2012




¿Hay buen gobierno en su equipo?

Si se hace lo correcto se llega hasta el fin; si existe claridad en las responsabilidades y en la toma de decisiones, se llega a buen puerto. Un sistema de gobierno eficaz en una entidad deportiva es un seguro de vida; pero, ¿percibe usted en la suya algunos de los siguientes síntomas nocivos que la pueden colocar en situación de riesgo?
La duda de quién puede decidir qué, provoca un ambiente de ambigüedad, pues los actores llamados a orientar rumbos lucen inseguros y complicados entre ellos. Cada cual espera que el otro haga algo y ninguno hace nada. Los problemas se acumulan, los pequeños detalles se hacen grandes. Si algunas decisiones no se fundamentan en normas sino en quién las toma, entonces situaciones similares se juzgan con criterios diferentes y hasta antojadizos.
La duplicidad de funciones y la dualidad de mando son también indicios de riesgo; aunque haya puestos con diferente nomenclatura, suele suceder que desde ellos se lanzan directrices contradictorias y repetidas. Esto provoca lentitud, cuellos de botella e inactividad en la solución de problemas. Cuando alguien no asume lo que debe, se le asignan asistentes y se inflan los costos fijos que vuelven aun más pesada la carga. Las acciones paliativas no resuelven las situaciones de fondo, solo los perpetúan.
Posponer lo correcto, no tomar proactivamente las decisiones y dejar que el tiempo se encargue de resolver lo que va mal, puede aproximar la organización a un peligroso "punto de no retorno", en el cual, pese a que se desee rectificar, ya podría ser demasiado tarde. Obviar lo obvio por temor a enfrentar pérdida de imagen y a confrontar "peces gordos", puede ser un suicidio político de quienes están en la cúpula con más intenciones que acciones.
En un entorno como el descrito aparecen los acomodados, que obtienen apenas lo que les conviene; dicen tener la camiseta puesta pero no la sudan. Pregonan estar preocupados pero no están ocupados produciendo lo que podrían. Los mensajes paradójicos de los dirigentes confunden al personal y a los jugadores, que observan inconsistencias y se alejan emocionalmente, porque su propia sobrevivencia se vuelve prioritaria. Las conductas individuales no se guían por los valores compartidos sino por el "sálvese quien pueda".
Las organizaciones deportivas se parecen a quienes las dirigen. Si las descripciones anteriores son alejadas de la realidad de su equipo, ¡felicitaciones! ¡Es usted líder o miembro de uno con buen gobierno!

German Retana







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