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Google y los reguladores europeos no deberían ser enemigos

Bloomberg | Lunes 25 abril, 2016


Android ahora hace funcionar alrededor de las tres cuartas partes de los smartphones europeos. Bloomberg/La República


 La última pelea de Europa con Google seguramente será larga, complicada y beneficiosa para los abogados. Pero parece improbable que haga mucho por la competencia, la innovación o los consumidores que se benefician con ambas cosas.
En una causa antimonopolio iniciada el miércoles, la Comisión Europea alega que Google usa su sistema operativo Android para privilegiar de manera injusta sus propios productos en los teléfonos móviles.
La nueva demanda, que podría dar lugar a una multa de más de $7 mil millones, se suma a un caso pendiente de resolución que se inició hace casi seis años por el dominio de Google en el mercado de los motores de búsqueda.
La estrategia móvil de Google es clara. Da licencias de su software Android a los fabricantes de teléfonos en forma gratuita. A cambio, esas compañías acuerdan cargar aplicaciones de Google en sus dispositivos.
Los fabricantes de teléfonos móviles son libres de optar por no hacerlo pero entonces sus usuarios no tendrán acceso a algunos de los servicios populares de Google, como la Play Store.
En términos generales, este arreglo funciona bastante bien. Google pone sus aplicaciones frente a los usuarios, orientando el tráfico hacia sus servicios y vendiendo publicidad.
Los fabricantes de teléfonos obtienen un sistema operativo estable y muy difundido gratuitamente.
Y los consumidores tienen la libertad de descargar cualquiera del 1,6 millones de aplicaciones que ofrece Android, aun cuando el material de Google venga precargado. Según un parámetro convencional, esto es satisfactorio en todos los sentidos: Android ahora hace funcionar alrededor de las tres cuartas partes de los smartphones europeos.
La principal queja de los zares de la lucha antimonopolio es que este arreglo induce a los consumidores a dar preferencia a las aplicaciones de Google a expensas de los posibles competidores.
Como dijo un regulador, Google debería en cambio permitir que los usuarios “decidan por sí mismos qué aplicaciones cargar”. Esto sería más persuasivo si los clientes no estuvieran ya decidiendo por su cuenta qué aplicaciones cargar y si no fuera sumamente fácil encontrar productos rivales en los dispositivos Android (recuerden: Google entrega la tecnología gratuitamente).
En un sentido más amplio, la demanda refleja una diferencia básica entre las visiones europea y estadounidense de la ley antimonopolio.
En los EE.UU., su principal propósito es proteger a los consumidores; en la UE es proteger a los competidores. Pero incluso conforme a esta teoría, la demanda de la UE es algo forzada.
 


 







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