¿Gacela o león?
| Jueves 02 abril, 2009
¿Gacela o león?
“Cada mañana, en Africa, una gacela se despierta y sabe que debe correr más rápido que el león más veloz, o caerá bajo sus garras. También cada mañana, un león se despierta y sabe que debe sobrepasar a la gacela más lenta o morirá de hambre. No importa si usted es un león o una gacela… cuando salga el sol, más vale que esté corriendo.” Esta conocida historia invita a reflexionar sobre la actitud ante los contratiempos, que todo equipo encuentra en su camino hacia el gran objetivo.
Ser ganadores no significa tener garantizado el éxito. En toda competencia hay otros actores que también quieren triunfar y tienen sus recursos. A todos les tocará ganar y perder alguna vez, lo importante es que lo primero supere notablemente lo segundo. Cuando la derrota llega, la primera reacción debe ser la serenidad para procesarla; como es normal, sienten dolor quienes en verdad son triunfadores, de lo contrario serían indiferentes y fríos. Sin embargo, en estado de enojo y frustración ilimitada no es posible aprender ni tomar buenas decisiones.
Los equipos maduros saben que la clave es levantar de inmediato la cabeza, aceptar la realidad de la derrota, identificar las razones, puntualizar las lecciones aprendidas sobre lo que pudo haberse hecho diferente y ponerse a correr de nuevo. Tampoco se trata de incurrir en una autoflagelación, pues seguramente hizo cosas buenas que deben reconocerse. Hay derrotas que se convierten en palancas para el éxito; perder no significa ser perdedores, pues lo que cuenta es ser capaces de mantener el crecimiento hacia una meta que sigue intacta.
Las adversidades temporales son como rocas pequeñas que aparecen en el camino; al levantarlas se desarrollan los músculos que luego serán requeridos para quitar las rocas grandes que aparecerán después. ¿Quién no tiene cicatrices ganadas en el sendero de su vida? La sabiduría está en aprender, cambiar y mejorar. John Capozzi advierte: “Un giro, o curva en el camino, no es el fin del camino ¡a menos que usted deje de hacer el giro!”
Los equipos que sacan provecho a sus contratiempos siguen una ruta similar a la sugerida por el autor Willie Jolley: revitalizan la visión de lo que desean alcanzar convirtiendo el pasado en una referencia y no en una residencia; luego deciden qué será diferente, y son responsables en crear las oportunidades para triunfar. Acto seguido, actúan concretando las decisiones mediante el trabajo duro. Finalmente, tienen un firme deseo o pasión por ganar, con fe en sí mismos y sabiendo que a la determinación le debe seguir la persistencia.
En un mundo competitivo, hay que levantarse cada día y correr, porque de lo contrario se sufrirá lo mismo que la gacela lenta o el león perezoso.
German Retana
German.retana@incae.edu
“Cada mañana, en Africa, una gacela se despierta y sabe que debe correr más rápido que el león más veloz, o caerá bajo sus garras. También cada mañana, un león se despierta y sabe que debe sobrepasar a la gacela más lenta o morirá de hambre. No importa si usted es un león o una gacela… cuando salga el sol, más vale que esté corriendo.” Esta conocida historia invita a reflexionar sobre la actitud ante los contratiempos, que todo equipo encuentra en su camino hacia el gran objetivo.
Ser ganadores no significa tener garantizado el éxito. En toda competencia hay otros actores que también quieren triunfar y tienen sus recursos. A todos les tocará ganar y perder alguna vez, lo importante es que lo primero supere notablemente lo segundo. Cuando la derrota llega, la primera reacción debe ser la serenidad para procesarla; como es normal, sienten dolor quienes en verdad son triunfadores, de lo contrario serían indiferentes y fríos. Sin embargo, en estado de enojo y frustración ilimitada no es posible aprender ni tomar buenas decisiones.
Los equipos maduros saben que la clave es levantar de inmediato la cabeza, aceptar la realidad de la derrota, identificar las razones, puntualizar las lecciones aprendidas sobre lo que pudo haberse hecho diferente y ponerse a correr de nuevo. Tampoco se trata de incurrir en una autoflagelación, pues seguramente hizo cosas buenas que deben reconocerse. Hay derrotas que se convierten en palancas para el éxito; perder no significa ser perdedores, pues lo que cuenta es ser capaces de mantener el crecimiento hacia una meta que sigue intacta.
Las adversidades temporales son como rocas pequeñas que aparecen en el camino; al levantarlas se desarrollan los músculos que luego serán requeridos para quitar las rocas grandes que aparecerán después. ¿Quién no tiene cicatrices ganadas en el sendero de su vida? La sabiduría está en aprender, cambiar y mejorar. John Capozzi advierte: “Un giro, o curva en el camino, no es el fin del camino ¡a menos que usted deje de hacer el giro!”
Los equipos que sacan provecho a sus contratiempos siguen una ruta similar a la sugerida por el autor Willie Jolley: revitalizan la visión de lo que desean alcanzar convirtiendo el pasado en una referencia y no en una residencia; luego deciden qué será diferente, y son responsables en crear las oportunidades para triunfar. Acto seguido, actúan concretando las decisiones mediante el trabajo duro. Finalmente, tienen un firme deseo o pasión por ganar, con fe en sí mismos y sabiendo que a la determinación le debe seguir la persistencia.
En un mundo competitivo, hay que levantarse cada día y correr, porque de lo contrario se sufrirá lo mismo que la gacela lenta o el león perezoso.
German Retana
German.retana@incae.edu