Florencia: centro vivo del arte
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 28 septiembre, 2007
Florencia: centro vivo del arte
Capital de la región Toscana, esta ciudad italiana cautiva al visitante desde el primer momento
Melissa Arce
marce@larepublica.net
Grandes obras de arte, calles de piedra e Il Duomo de Santa Maria del Fiore dan la bienvenida al viajero más exigente; en un viaje romántico, familiar o de aventura, la cuna del Renacimiento se instala en la Toscana como un verdadero asentamiento conservado y suspendido en el tiempo, pero con gran viveza y energía.
Florencia tiene el privilegio de poseer la mayor cantidad de obras pictóricas y arquitectónicas renacentistas del mundo, un legado que transpira a través de sus paredes y calles.
La catedral de Santa María, creada por Brunelleschi, se impone en el casco antiguo de la ciudad, cubierta por paredes de mármol de la región, con una cúpula impresionante a la cual se puede acceder tras subir decenas de peldaños. Todo esfuerzo vale la pena al estar en la cúspide, aspirar el aire fuerte y vibrante de la ciudad y aprovechar para dar un vistazo panorámico único.
El cansancio puede ser compensado con un paseo exploratorio entre las callejuelas de piedra aledañas, donde las aldabas incrustadas en las paredes se convierten en reminiscencias de una época esplendorosa de carruajes, esa que vivieron los Médici y que sobrevivió a la historia, las invasiones y la era contemporánea.
La infinidad de heladerías con múltiples sabores hechos en casa puede ser un buen pretexto para detenerse y hacer un descanso antes de enrumbarse a la Piazza della Signoria, donde una réplica del “David” de Miguel Angel sirve de portal al Palazzo Vecchio, rico por las esculturas de grandes maestros que acoge.
Husmear en las tiendas y joyerías construidas a ambos lados de Il Ponte Vecchio es camino obligatorio hacia el Palazzo Pitti, casa de los Médici, cuartel de Napoleón I e incluso residencia real. Hoy, alberga varias galerías y reúne importantes colecciones de arte.
Si se dispone de tiempo se puede subir hasta el Piazzale Michelangelo, en el cual hay una reproducción del famoso “David” y una hermosa vista desde donde se pueden divisar la ciudad y sus principales monumentos arquitectónicos.
Junto con “La Pietá”, que alberga el Vaticano, la figura en mármol blanco del “David” es una de las principales obras escultóricas del gran maestro renacentista.
Ingresar a la Galería de la Academia donde se exhibe la escultura original, que fue removida de la entrada del Palazzo Vecchio, es toda una prueba a la paciencia por las largas filas y la estricta vigilancia que muchos turistas insistentes buscan burlar sin éxito para tomar una fotografía de la impresionante obra, un espectáculo que deja boquiabierto al más indiferente.
Las raíces etruscas sobre las cuales se fundó la ciudad están muy presentes en Fiesole, un pueblo cercano a Florencia, a unos 8 kilómetros, en el cual se pueden ver vestigios de las termas y teatro romanos, así como herramientas de la época y los muros de piedra que protegían la ciudad.
El viaje estaría incompleto sin apreciar “El Nacimiento de Venus” o “La Primavera”, ambas de Botticelli, o “La Sagrada Familia” de Miguel Angel, en la Galería Uffizi, que posee la mayor colección de arte pictórico de la ciudad.
Recorrer la región de Toscana y conducir el camino desde Florencia hasta Pisa es un verdadero estímulo sensorial, marcado por la campiña, los hermosos paisajes y la arquitectura medieval, de castillos y villas que caracteriza a esa zona italiana.
Todo eso y más reúne Florencia, sin duda una de las ciudades italianas de mayor esplendor.
Capital de la región Toscana, esta ciudad italiana cautiva al visitante desde el primer momento
Melissa Arce
marce@larepublica.net
Grandes obras de arte, calles de piedra e Il Duomo de Santa Maria del Fiore dan la bienvenida al viajero más exigente; en un viaje romántico, familiar o de aventura, la cuna del Renacimiento se instala en la Toscana como un verdadero asentamiento conservado y suspendido en el tiempo, pero con gran viveza y energía.
Florencia tiene el privilegio de poseer la mayor cantidad de obras pictóricas y arquitectónicas renacentistas del mundo, un legado que transpira a través de sus paredes y calles.
La catedral de Santa María, creada por Brunelleschi, se impone en el casco antiguo de la ciudad, cubierta por paredes de mármol de la región, con una cúpula impresionante a la cual se puede acceder tras subir decenas de peldaños. Todo esfuerzo vale la pena al estar en la cúspide, aspirar el aire fuerte y vibrante de la ciudad y aprovechar para dar un vistazo panorámico único.
El cansancio puede ser compensado con un paseo exploratorio entre las callejuelas de piedra aledañas, donde las aldabas incrustadas en las paredes se convierten en reminiscencias de una época esplendorosa de carruajes, esa que vivieron los Médici y que sobrevivió a la historia, las invasiones y la era contemporánea.
La infinidad de heladerías con múltiples sabores hechos en casa puede ser un buen pretexto para detenerse y hacer un descanso antes de enrumbarse a la Piazza della Signoria, donde una réplica del “David” de Miguel Angel sirve de portal al Palazzo Vecchio, rico por las esculturas de grandes maestros que acoge.
Husmear en las tiendas y joyerías construidas a ambos lados de Il Ponte Vecchio es camino obligatorio hacia el Palazzo Pitti, casa de los Médici, cuartel de Napoleón I e incluso residencia real. Hoy, alberga varias galerías y reúne importantes colecciones de arte.
Si se dispone de tiempo se puede subir hasta el Piazzale Michelangelo, en el cual hay una reproducción del famoso “David” y una hermosa vista desde donde se pueden divisar la ciudad y sus principales monumentos arquitectónicos.
Junto con “La Pietá”, que alberga el Vaticano, la figura en mármol blanco del “David” es una de las principales obras escultóricas del gran maestro renacentista.
Ingresar a la Galería de la Academia donde se exhibe la escultura original, que fue removida de la entrada del Palazzo Vecchio, es toda una prueba a la paciencia por las largas filas y la estricta vigilancia que muchos turistas insistentes buscan burlar sin éxito para tomar una fotografía de la impresionante obra, un espectáculo que deja boquiabierto al más indiferente.
Las raíces etruscas sobre las cuales se fundó la ciudad están muy presentes en Fiesole, un pueblo cercano a Florencia, a unos 8 kilómetros, en el cual se pueden ver vestigios de las termas y teatro romanos, así como herramientas de la época y los muros de piedra que protegían la ciudad.
El viaje estaría incompleto sin apreciar “El Nacimiento de Venus” o “La Primavera”, ambas de Botticelli, o “La Sagrada Familia” de Miguel Angel, en la Galería Uffizi, que posee la mayor colección de arte pictórico de la ciudad.
Recorrer la región de Toscana y conducir el camino desde Florencia hasta Pisa es un verdadero estímulo sensorial, marcado por la campiña, los hermosos paisajes y la arquitectura medieval, de castillos y villas que caracteriza a esa zona italiana.
Todo eso y más reúne Florencia, sin duda una de las ciudades italianas de mayor esplendor.