¿Estaremos ante un gobierno populista?
| Sábado 25 octubre, 2014
Escuchaba a unos analistas sobre las posibilidades que tiene un gobierno —sin experiencia— para hacer valer e impulsar sus ideas y planes
¿Estaremos ante un gobierno populista?
En su discurso presidencial de toma de posesión recuerdo la frase de don Luis Guillermo que decía que gobernaría para el pueblo y entrando no más a sus primeros días de su cuatrienio, apoyó decididamente la huelga de los maestros. Posteriormente —en apoyo abierto al alma máter de donde proviene y me imagino que a donde va a regresar—, realizando un incremento salarial al sector público que a todas luces no estaba el país para darlo y apoyando decididamente la marcha de las universidades para evitar el recorte presupuestal que se discutía en el seno de la Comisión de Hacendarios presidida por don Ottón Solís.
Escuchaba a unos analistas políticos discutir sobre las posibilidades que tiene un gobierno —sin experiencia— para hacer valer e impulsar sus ideas y planes de trabajo. Ellos ubicaban en un extremo a los gobernantes con mayoría parlamentaria que hacen valer su bancada para aprobar los proyectos de ley que requieren, y en el otro extremo se podría ubicar aquellos gobiernos sin mayoría en la Asamblea Legislativa que los lleva necesariamente a negociar con la oposición, a realizar acuerdo y donde el papel del Ministro de la Presidencia es fundamental.
Pero por lo visto, hasta la fecha en la actual administración —caracterizada por un picadillo de partidos políticos en la Asamblea Legislativa—,donde la misma fracción del gobierno está claramente fracturada y el Ministro de la Presidencia ha sido poco diligente en lograr negociar hasta con los de su propio partido; surge la idea de que el gobierno actual haciendo uso de un gran activo inicial denominado “caudal político” que en torno a la figura del Presidente le dio el soberano, está acudiendo con mucha frecuencia a ese activo para sortear los claros desaciertos que lo han llevado a ser el Presidente con la mayor pendiente de pérdida de la percepción de su gestión en el menor plazo.
Pero lo peligroso de esa estrategia —movilizar las masas—, radica en que el cálculo presidencial puede estar subestimando el hecho de que esas masas populares se caracterizan por ser muy cambiantes y fácilmente podrían ser los detractores y llenar las calles en contra de sus políticas, máxime cuando en la última convocatoria de Albino Vargas y con el visto bueno de Casa Presidencial, se tuvo una raquítica asistencia que con una lectura rápida y no muy profunda se podría inferir que efectivamente los mismos empleados públicos pueden ser los testigos de los despilfarros institucionales que son de todos muy bien conocidos y a los cuales acertadamente apunta disminuir don Ottón Solís.
Cómo se notó la falta de astucia del Ministro de Hacienda para haber involucrado a don Ottón Solís desde la conformación del presupuesto 2015, cómo se nota la falta de “juego de piernas” del señor Ministro de la Presidencia para negociar con los diputados y cómo se nota la falta de experiencia de los que integran el primer círculo cercano al Presidente y del Presidente mismo para explicar con hechos por qué se han apartado tanto de lo que se dijo en campaña y lo que se está ejecutando.
Mynor Retana Cárdenas
Ingeniero
mretanaca@gmail.com