El IVA y la evasión
| Lunes 15 octubre, 2007
El IVA y la evasión
Wilmer Murillo
El impuesto al valor agregado (IVA) representa una creciente fuente de ingresos para los gobiernos, pero es difícil de administrar y crea oportunidades para la evasión.
Adoptado por 130 países con la notable excepción de Estados Unidos, este sistema, que grava cada etapa de la producción de un bien o servicio es un impuesto de base amplia sobre todas las ventas internas. Permite a las empresas recibir un crédito o un reembolso por los impuestos cobrados sobre los insumos, a fin de velar por que el impuesto grave únicamente el consumo final.
Por la importancia que tiene el tema en la lucha contra la evasión, aliviar la carga administrativa para las empresas, y su actual debate en la Asamblea Legislativa el examen de la peculiar estructura de esta poderosa fuente de ingresos, que tiene problemas especiales de control, reviste actualidad.
En Costa Rica un pronunciamiento de la Corte dijo que, siendo el freno a la evasión fiscal una prioridad para el país, los tipos penales propuestos en el plan fiscal más bien lograrán lo contrario; que sea mayor la impunidad al fraude y la evasión fiscal en general.
La mayoría de los contribuyentes, donde fue adoptado, reciben rutinaria y legítimamente reembolsos del IVA sobre la base de las facturas expedidas por sus proveedores. No obstante, se producen reembolsos fraudulentos cuando se utilizan facturas falsas o facturas que detallan el valor del IVA, pero este no ha sido pagado al gobierno por el proveedor. El IVA a veces se describe como una forma de autovigilancia, porque cuando se deja de cobrar el impuesto en algún punto de la cadena de distribución, automáticamente se cobra en las siguientes etapas. Obviamente, esta misma característica y el hecho de que se base en facturas expedidas por una cadena de proveedores, crean oportunidades para la evasión.
Tradicionalmente, las armas más eficaces contra la evasión han tratado de distinguir entre las reclamaciones fraudulentas y las legítimas.
Debido a la elevada incidencia y costo de la evasión, y a su naturaleza constantemente cambiante, algunos países también han ensayado enfoques innovadores como el uso de facturas electrónicas, que previenen la falsificación, y las cuentas bancarias especiales (más controvertidas), que ayudan a verificar que efectivamente el proveedor haya pagado el IVA que reclama. Muchos expertos sugieren también que la evasión se podría desalentar mediante un mayor intercambio de información entre las autoridades nacionales, al tiempo que se reduce la carga del cumplimiento para las empresas y se mejora la selección y ejecución de las auditorías.
Las mayores divergencias, en su aplicación, se han dado en cuanto al nivel indicado, de la cifra de negocios a partir de la cual es obligatorio inscribirse como contribuyente. Si bien hay partidarios de un umbral relativamente alto para enfocar los escasos recursos administrados sobre los contribuyentes más importantes, otros consideran que un umbral bajo podría ser importante para fomentar conciencia sobre el cumplimiento del régimen tributario en general.
A medida que se globaliza el mundo, un área bastante difícil para los agentes tributarios son los servicios financieros ya que estos no incluyen transacciones fácilmente discernibles que puedan ser gravadas con el IVA. El enfoque más común de sencillamente eximir a los servicios financieros es cada vez más problemático y algunos países están ensayando nuevos enfoques, entre ellos gravar los servicios financieros por un monto determinado y excluir los servicios empresariales.
Wilmer Murillo
El impuesto al valor agregado (IVA) representa una creciente fuente de ingresos para los gobiernos, pero es difícil de administrar y crea oportunidades para la evasión.
Adoptado por 130 países con la notable excepción de Estados Unidos, este sistema, que grava cada etapa de la producción de un bien o servicio es un impuesto de base amplia sobre todas las ventas internas. Permite a las empresas recibir un crédito o un reembolso por los impuestos cobrados sobre los insumos, a fin de velar por que el impuesto grave únicamente el consumo final.
Por la importancia que tiene el tema en la lucha contra la evasión, aliviar la carga administrativa para las empresas, y su actual debate en la Asamblea Legislativa el examen de la peculiar estructura de esta poderosa fuente de ingresos, que tiene problemas especiales de control, reviste actualidad.
En Costa Rica un pronunciamiento de la Corte dijo que, siendo el freno a la evasión fiscal una prioridad para el país, los tipos penales propuestos en el plan fiscal más bien lograrán lo contrario; que sea mayor la impunidad al fraude y la evasión fiscal en general.
La mayoría de los contribuyentes, donde fue adoptado, reciben rutinaria y legítimamente reembolsos del IVA sobre la base de las facturas expedidas por sus proveedores. No obstante, se producen reembolsos fraudulentos cuando se utilizan facturas falsas o facturas que detallan el valor del IVA, pero este no ha sido pagado al gobierno por el proveedor. El IVA a veces se describe como una forma de autovigilancia, porque cuando se deja de cobrar el impuesto en algún punto de la cadena de distribución, automáticamente se cobra en las siguientes etapas. Obviamente, esta misma característica y el hecho de que se base en facturas expedidas por una cadena de proveedores, crean oportunidades para la evasión.
Tradicionalmente, las armas más eficaces contra la evasión han tratado de distinguir entre las reclamaciones fraudulentas y las legítimas.
Debido a la elevada incidencia y costo de la evasión, y a su naturaleza constantemente cambiante, algunos países también han ensayado enfoques innovadores como el uso de facturas electrónicas, que previenen la falsificación, y las cuentas bancarias especiales (más controvertidas), que ayudan a verificar que efectivamente el proveedor haya pagado el IVA que reclama. Muchos expertos sugieren también que la evasión se podría desalentar mediante un mayor intercambio de información entre las autoridades nacionales, al tiempo que se reduce la carga del cumplimiento para las empresas y se mejora la selección y ejecución de las auditorías.
Las mayores divergencias, en su aplicación, se han dado en cuanto al nivel indicado, de la cifra de negocios a partir de la cual es obligatorio inscribirse como contribuyente. Si bien hay partidarios de un umbral relativamente alto para enfocar los escasos recursos administrados sobre los contribuyentes más importantes, otros consideran que un umbral bajo podría ser importante para fomentar conciencia sobre el cumplimiento del régimen tributario en general.
A medida que se globaliza el mundo, un área bastante difícil para los agentes tributarios son los servicios financieros ya que estos no incluyen transacciones fácilmente discernibles que puedan ser gravadas con el IVA. El enfoque más común de sencillamente eximir a los servicios financieros es cada vez más problemático y algunos países están ensayando nuevos enfoques, entre ellos gravar los servicios financieros por un monto determinado y excluir los servicios empresariales.