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Miércoles, 11 de diciembre de 2024



EDITORIAL


El dilema de Estados Unidos

Elevar el límite del déficit no resuelve la mala recaudación fiscal ni evita el despilfarro en gasto público. Costa Rica debe aprender de la encrucijada estadounidense y no esperar a estar a

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 06 julio, 2011


Editorial


Si para el 2 de agosto la mayor economía del mundo no alcanza un acuerdo en el Congreso sobre cómo lidiar con sus deudas, su calificación soberana será igual o peor que la de Mozambique.

Estados Unidos se arriesga a entrar en moratoria de pagos, a menos que sus congresistas aumenten el límite de deuda, que alcanza los $14,3 billones.

Una moratoria de pagos significaría que la calificación soberana estadounidense bajará de AAA a B+ o menos, amenazaron Moody's, Fitch Ratings y Standard & Poor's en los últimos días.

Tasas de interés altas, un alza en el costo de la vida y desaceleración económica serían posibles consecuencias de esta decisión.

De lograr consenso, el Congreso estadounidense evitará el incumplimiento de pagos y se concentrará en acordar recortes de gasto público que afectarán desde parques nacionales hasta gastos de seguridad aeroportuaria y servicios de salud.

Los demócratas aceptan duros recortes y promueven elevar la recaudación a través de mayores impuestos a las clases más altas.

La mayoría republicana podría admitir elevar el techo de deuda si se logra un acuerdo para reducir el déficit mediante reducción del gasto público. No obstante, rechaza elevar los impuestos a unos 152 mil estadounidenses con ingresos anuales promedio de $5,6 millones.

La incertidumbre está llevando a estados como Florida a recortar empleos, a Nueva York a congelar salarios mínimos por tres años y disminuir inversiones en educación. Mientras que Arizona degüella las coberturas de Medicaid, el programa de salud para estadounidenses con ingresos limitados.

El dilema de Estados Unidos es cómo resolver una década de errores disfrazados de estímulo económico, como lo fueron los tipos de interés muy bajos y grandes endeudamientos en crédito hipotecario y de consumo.

Maquillar el déficit elevando su límite no resuelve la mala recaudación fiscal ni evita el despilfarro en gasto público.

Costa Rica debe aprender de la encrucijada en la que se encuentra Estados Unidos y no esperar a estar a un mes de la quiebra.

La actual propuesta tributaria de la administración Chinchilla, que entre otras reformas busca incrementar los montos que pagan los estudiantes y pacientes en instituciones privadas, tampoco sería una solución para el gasto irresponsable del gobierno y su incompetencia para recaudar impuestos de quienes más ingresos tienen pero no registran.

Tampoco solucionaría los $1 mil millones que morosos, liderados por el mismo Estado, le deben a la Caja de Seguro Social.

Costa Rica aún está a tiempo de romper el círculo vicioso y dejar de seguir los pasos de un Estados Unidos tercermundista.










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