El método "Acomoca"
| Viernes 26 junio, 2009
El método “Acomoca”
Un equipo puede ser muy ordenado al definir sus metas y estrategias para alcanzarlas. También tiene la opción de ser disciplinado en sus procesos internos que aseguran efectividad y racionalidad en el uso de sus recursos y crecimiento de su capacidad. Entonces, ¿por qué otros equipos funcionan irreflexivamente guiados por lo que llamaremos el “método acomoca”?
Agreguemos a este mismo equipo planificador el contar con miembros bien ubicados en sus roles, lo cual aumenta el potencial de la organización. Así, nadie duda de quién hace qué coordinando con quién. La noción de pertenecer entusiasma tanto a los miembros que todos asumen la tarea de cooperar con sus colegas sin mirar conveniencias. Pues bien, hay otros equipos que dejan de ser un equipo porque el ego alterado de algunos incomoda al resto, y terminan actuando “acomoca”, complicando los roles y la coordinación de esfuerzos.
Llamamos jocosamente “acomoca” a esa conducta de hacer las cosas y gestionar relaciones “a como caiga,” o sea, sin método, procedimiento, visión ni comprensión de las implicaciones de nuestras decisiones. La incapacidad para discernir u orientar al equipo es apenas una de las muchas reacciones. Lo peor es que quienes escogen este camino, van recogiendo el negativismo de sus fracasos y acciones, se vuelven profesionales en excusas y jamás aceptan ser los dueños del error.
Es posible cultivar un diálogo que conduzca a un ambiente de trabajo positivo, en el que la confianza hace que todos se atrevan a decir lo que sienten y piensan sin temor a represalias. ¿Qué explica que, a veces, teniéndose toda la capacidad para resolver conflictos en modo amigable, se recurre al método “acomoca” debilitándose así la cultura de cooperación?
El alto desempeño es proporcional a la calidad de conversación que exista entre los miembros del equipo. ¿Cómo entender que personas con todo el potencial para servir y facilitar, se empeñen en generar energías negativas, en ser obstáculos para su propio equipo? Definitivamente son aficionados a hacer nudos, obstruir las buenas “vibras” y complicar lo simple. El entrabar el diálogo impide el aprendizaje, la autocrítica y el mejoramiento. Así surgen el estancamiento, la desidia y la incertidumbre.
La decisión la toma cada cual, pero eliminar o reducir los “acomocas” requiere la responsabilidad de incorporar orden, sistemas para mejorar, observación de oportunidades, humildad para rectificar y creatividad. Los equipos ganadores han comprendido que es más rentable pensar en las razones para lograr metas que malgastar energía en el “¡No se puede!” Jamás pierden la esperanza de ganar, son optimistas, disciplinados, alegres y muy unidos, porque entienden que juntos desterrarán el método “acomoca” y se encaminarán por la senda correcta.
German Retana
German.retana@incae.edu
Un equipo puede ser muy ordenado al definir sus metas y estrategias para alcanzarlas. También tiene la opción de ser disciplinado en sus procesos internos que aseguran efectividad y racionalidad en el uso de sus recursos y crecimiento de su capacidad. Entonces, ¿por qué otros equipos funcionan irreflexivamente guiados por lo que llamaremos el “método acomoca”?
Agreguemos a este mismo equipo planificador el contar con miembros bien ubicados en sus roles, lo cual aumenta el potencial de la organización. Así, nadie duda de quién hace qué coordinando con quién. La noción de pertenecer entusiasma tanto a los miembros que todos asumen la tarea de cooperar con sus colegas sin mirar conveniencias. Pues bien, hay otros equipos que dejan de ser un equipo porque el ego alterado de algunos incomoda al resto, y terminan actuando “acomoca”, complicando los roles y la coordinación de esfuerzos.
Llamamos jocosamente “acomoca” a esa conducta de hacer las cosas y gestionar relaciones “a como caiga,” o sea, sin método, procedimiento, visión ni comprensión de las implicaciones de nuestras decisiones. La incapacidad para discernir u orientar al equipo es apenas una de las muchas reacciones. Lo peor es que quienes escogen este camino, van recogiendo el negativismo de sus fracasos y acciones, se vuelven profesionales en excusas y jamás aceptan ser los dueños del error.
Es posible cultivar un diálogo que conduzca a un ambiente de trabajo positivo, en el que la confianza hace que todos se atrevan a decir lo que sienten y piensan sin temor a represalias. ¿Qué explica que, a veces, teniéndose toda la capacidad para resolver conflictos en modo amigable, se recurre al método “acomoca” debilitándose así la cultura de cooperación?
El alto desempeño es proporcional a la calidad de conversación que exista entre los miembros del equipo. ¿Cómo entender que personas con todo el potencial para servir y facilitar, se empeñen en generar energías negativas, en ser obstáculos para su propio equipo? Definitivamente son aficionados a hacer nudos, obstruir las buenas “vibras” y complicar lo simple. El entrabar el diálogo impide el aprendizaje, la autocrítica y el mejoramiento. Así surgen el estancamiento, la desidia y la incertidumbre.
La decisión la toma cada cual, pero eliminar o reducir los “acomocas” requiere la responsabilidad de incorporar orden, sistemas para mejorar, observación de oportunidades, humildad para rectificar y creatividad. Los equipos ganadores han comprendido que es más rentable pensar en las razones para lograr metas que malgastar energía en el “¡No se puede!” Jamás pierden la esperanza de ganar, son optimistas, disciplinados, alegres y muy unidos, porque entienden que juntos desterrarán el método “acomoca” y se encaminarán por la senda correcta.
German Retana
German.retana@incae.edu