Decepciones y lágrimas
Luis Fernado Rojas lrojas@larepublica.net | Jueves 01 julio, 2010
Decepciones y lágrimas
Sudáfrica será de olvidar para varias selecciones, técnicos y jugadores
Hace poco más de 15 días arribaron 32 selecciones a Sudáfrica con jugadores llenos de ilusiones y algunos con una etiqueta pegada a sus espaldas que decía: Protagonista. Ahora, finalizados ya los octavos de final de esta competencia, muchos de estos ya regresaron a sus países arrastrando la sombra del fracaso y la decepción.
La primera gran decepción de este mundial fue Francia, actual subcampeona del mundo que no merecía haber llegado a Sudáfrica y que dejó en evidencia que ya no pertenece al primer mundo del fútbol.
Lo segundo fue el bajo nivel de los equipos africanos, incluido el local y el hecho de que de seis solo uno avanzara a octavos de final; el mundial era para lucirse y los del continente negro terminaron desteñidos.
En cuanto a jugadores, la lista de decepciones es larga. El portugués Cristiano Ronaldo es quizá el que más llama la atención. Un gol casual y más bien gracioso, es lo único que se llevó la estrella del Real Madrid y la desilusión para sus fans, que como jugador, no como modelo, pasara inadvertido en este mundial. Su falta de compromiso para con su equipo, principalmente el sacrificio dentro del terreno de juego, fue más que evidente.
Wayne Rooney, figura del Manchester United, no fue ni la sombra de él mismo con Inglaterra. Tan decepcionante como su selección, se marchó con pena y sin gloria en un mundial de pesadilla para los ingleses.
El italiano Fabio Cannavaro, el mejor jugador del Mundial 2006, anduvo errático y lento en este donde su selección solo se acordó que era campeona defensora en el último cuarto de su último partido.
Como ellos otros jugadores que quedaron debiendo fueron el francés Frank Ribéry, el camerunés Samuel Eto’o, que nunca encontró el camino de su equipo; Didier Drogba, a quien la fractura antes del mundial y que lo puso en duda, pudo mermarle en su actuación; Humberto “Chupete” Suazo, de poca atención y David Suazo, de un Honduras que pasó más que inadvertido en Sudáfrica; además de Cuauhtémoc Blanco de México, que es parte de los jugadores que no dejaron estampados sus nombres en el llamado continente negro.
Se utilizó información en Internet
Luis Rojas
lrojas@larepublica.net
Sudáfrica será de olvidar para varias selecciones, técnicos y jugadores
La primera gran decepción de este mundial fue Francia, actual subcampeona del mundo que no merecía haber llegado a Sudáfrica y que dejó en evidencia que ya no pertenece al primer mundo del fútbol.
Lo segundo fue el bajo nivel de los equipos africanos, incluido el local y el hecho de que de seis solo uno avanzara a octavos de final; el mundial era para lucirse y los del continente negro terminaron desteñidos.
En cuanto a jugadores, la lista de decepciones es larga. El portugués Cristiano Ronaldo es quizá el que más llama la atención. Un gol casual y más bien gracioso, es lo único que se llevó la estrella del Real Madrid y la desilusión para sus fans, que como jugador, no como modelo, pasara inadvertido en este mundial. Su falta de compromiso para con su equipo, principalmente el sacrificio dentro del terreno de juego, fue más que evidente.
Wayne Rooney, figura del Manchester United, no fue ni la sombra de él mismo con Inglaterra. Tan decepcionante como su selección, se marchó con pena y sin gloria en un mundial de pesadilla para los ingleses.
El italiano Fabio Cannavaro, el mejor jugador del Mundial 2006, anduvo errático y lento en este donde su selección solo se acordó que era campeona defensora en el último cuarto de su último partido.
Como ellos otros jugadores que quedaron debiendo fueron el francés Frank Ribéry, el camerunés Samuel Eto’o, que nunca encontró el camino de su equipo; Didier Drogba, a quien la fractura antes del mundial y que lo puso en duda, pudo mermarle en su actuación; Humberto “Chupete” Suazo, de poca atención y David Suazo, de un Honduras que pasó más que inadvertido en Sudáfrica; además de Cuauhtémoc Blanco de México, que es parte de los jugadores que no dejaron estampados sus nombres en el llamado continente negro.
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