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Covid-19: retos y oportunidades ambientales

Rodrigo Rojas Morales RRojasM@ice.go.c | Martes 21 abril, 2020

XX

En el año 2015, 193 países miembros de las Naciones Unidas, aprobaron la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Una oportunidad para proteger el planeta y mejorar la calidad de vida de todos, sin dejar a nadie atrás. La agenda tiene 17 objetivos (OdS) para la eliminación de la pobreza, el combate al cambio climático, la educación, la igualdad de la mujer, la defensa del medio ambiente y el diseño de nuestras ciudades.

A cinco años de la firma, la proclama enfrenta grandes desafíos y rezagos como consecuencia del incumplimiento de los gobiernos signatarios, el desinterés político y por la falta de financiamiento interno y externo. La pandemia, provocada por el virus Covid-19, impactó negativa y globalmente los esfuerzos por avanzar en la implementación de esta agenda.

La epidemia puso en pausa indefinida, un sinnúmero de inversiones y programas nacionales, regionales e internacionales dirigidas al desarrollo y la sostenibilidad ambiental. La cartera de proyectos interrumpidos incluye contribuciones determinadas a nivel nacional (NAMAS), buenas prácticas, pagos por servicios ecosistémicos, aplicación de cánones y salvaguardas ambientales e incluso compromisos verdes de la banca multilateral. Covid-19 desplazó cualquier prioridad empresarial y corporativa relacionada con normas de desempeño ambiental, incluso las empresas privadas están desviando recursos y capacidad logística para apoyar la situación sanitaria global, en el entendido de que es apremiante rescatar la estructura productiva, solventar las urgencias económicas y evitar el escalamiento de la conflictividad social. Aún más, las economías emergentes, modificaron sus presupuestos ordinarios adicionando nuevas políticas y reglas para disponer de recursos financieros alternativos y enfrentar a tiempo esta pandemia.

Costa Rica no escapa a la ola de contagio ni a sus consecuencias, la situación obligó al país a implementar medidas para contener la expansión del virus y las víctimas. La cuarentena declarada tendrá consecuencias económicas y sociales profundas y duraderas y a medida que pasemos de la emergencia sanitaria a la etapa de recuperación, deberemos reconectarnos con la agenda del desarrollo sostenible mediante proyectos en cambio climático, descarbonización, eficiencia energética y conservación en general, de lo contrario corremos el riego de retroceder a una situación ambiental peor que antes de la emergencia sanitaria. De hecho, la OCDE, ONU, BID, y New York Times, entre otros, ya han advertido que la mejora ambiental planetaria será efímera si cada país no aplica transformaciones permanentes respecto al modelo de consumo actual, estilos de vida, uso de recursos y del territorio. También nos recuerdan que post-pandemia, millones de personas saldrán del autoaislamiento a resolver sus problemas económicos (deudas, pagos pendientes) y enfrentar tragedias familiares. Ante este escenario, es factible que la agenda para el desarrollo sostenible no encuentre lugar en ninguna política de estabilización.

Al margen de esos escenarios, ningún pacto mundial a favor del ambiente o acción climática, ha sido tan efectivo en lograr cambios positivos inmediatos en favor de la naturaleza, como el Covid-19. La estrategia de quedarse en casa, le ha permitido a la tierra sacudirse, respirar y recuperar funciones y procesos clave para el mantenimiento de la vida en el planeta. Empero, esta pandemia puede ser una pequeña advertencia de emergencias sanitarias mucho más graves y con peores consecuencias para el ser humano. Por eso, no esperemos que el gobierno nos exija, tomemos conciencia del problema de la basura, del ahorro del agua, de la contaminación en ríos y costas y de la pérdida de bosques primarios, manglares y arrecifes de coral.

Finalmente, ya hemos sorprendido al mundo con nuestro sistema de parques nacionales o con la matriz eléctrica 100% renovable, vamos de nuevo, impulsemos desde aquí el día del respiro planetario como un recordatorio de que la tierra necesita un descanso. Como ocurre hoy, mediante una cuarentena voluntaria y solo una vez al mes, nos quedaremos en casa y le daremos un respiro al río, a los animales, al bosque, a las montañas y al mar. Una tierra sana nos recompensará con creces beneficios ambientales y económicos.

Rodrigo Rojas Morales

Investigador






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