Ayúdenme a no ser tonto
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 08 enero, 2008
Ayúdenme a no ser tonto
Gaetano Pandolfo
El domingo pasado tuve que venir a trabajar, como lo hice durante todo el fin de año; gajes del oficio. Un par de días libres, 25 y 1º y pare de contar.
La ruta de mi residencia me trae por la Rotonda de las Garantías Sociales y luego desemboco en el famoso semáforo rojo en Fridays, del que ya he comentado sin ninguna reacción de las autoridades de tránsito.
Domingo 6 de enero, tres de la tarde.
Visualizo a cuatro inspectores de tránsito en la rotonda cazando vehículos sin marchamo; detienen, orillan y sancionan. Como tengo todo en regla, paso.
Sigo en mi auto y pego con el popular semáforo de Fridays. Está en rojo. Es más, a un costado de la carretera se erige cual monumento al irrespeto vial una señal que indica no pasar si el farolito está rojo.
Doble aviso a los conductores.
Semáforo en rojo y señal que ordena no pasar en rojo.
Me detuve.
¡Para qué lo hice!
Casi me matan en pitazos e insultos los que venían atrás.
¿A cuál estúpido chofer se le ocurre parar en rojo, un domingo 6 de enero a las tres de la tarde?
Soporté el chaparrón.
Ya había escrito de esto en columna anterior.
No sucedió nada.
Me imagino que Karlita González, la pimentosa hija de mi amigo “Chucheca” y nieta del inmortal Willy González, nunca transita por ahí.
En el semáforo de Fridays lo único que pasa son decenas de vehículos por sus tres carriles, irrespetando la señal.
Hermoso y productivo terreno para cosecha de multas.
La verdad, que me sentí tonto, extraterrestre y estúpido, detenido ahí como imbécil, respetando la señal.
Los vivos pasaban raudos a mi derecha como bólidos y a los que vienen de Sabanilla, que se los lleve el diablo.
Tímidamente volví la vista atrás, para escuchar al que me seguía mentarme la madre, mientras viraba para encarrilarse a irrespetar el rojo del semáforo y pensé que los cuatro “tráficos” que estaban en la rotonda previa, cazando autos sin marchamo, bien podían dividirse en dos parejas; pasar dos de ellos al semáforo de Fridays y cazar también a los chinameros, pachucos y vulgares conductores que se pasean por nuestras calles sin sanción y que tras sus gracias al volante, nos vuelven a ver como si fuésemos brutos.
Lo más triste de esta historia es que tienen razón.
Los conductores responsables en este país, somos una legión de brutos.
Gaetano Pandolfo
El domingo pasado tuve que venir a trabajar, como lo hice durante todo el fin de año; gajes del oficio. Un par de días libres, 25 y 1º y pare de contar.
La ruta de mi residencia me trae por la Rotonda de las Garantías Sociales y luego desemboco en el famoso semáforo rojo en Fridays, del que ya he comentado sin ninguna reacción de las autoridades de tránsito.
Domingo 6 de enero, tres de la tarde.
Visualizo a cuatro inspectores de tránsito en la rotonda cazando vehículos sin marchamo; detienen, orillan y sancionan. Como tengo todo en regla, paso.
Sigo en mi auto y pego con el popular semáforo de Fridays. Está en rojo. Es más, a un costado de la carretera se erige cual monumento al irrespeto vial una señal que indica no pasar si el farolito está rojo.
Doble aviso a los conductores.
Semáforo en rojo y señal que ordena no pasar en rojo.
Me detuve.
¡Para qué lo hice!
Casi me matan en pitazos e insultos los que venían atrás.
¿A cuál estúpido chofer se le ocurre parar en rojo, un domingo 6 de enero a las tres de la tarde?
Soporté el chaparrón.
Ya había escrito de esto en columna anterior.
No sucedió nada.
Me imagino que Karlita González, la pimentosa hija de mi amigo “Chucheca” y nieta del inmortal Willy González, nunca transita por ahí.
En el semáforo de Fridays lo único que pasa son decenas de vehículos por sus tres carriles, irrespetando la señal.
Hermoso y productivo terreno para cosecha de multas.
La verdad, que me sentí tonto, extraterrestre y estúpido, detenido ahí como imbécil, respetando la señal.
Los vivos pasaban raudos a mi derecha como bólidos y a los que vienen de Sabanilla, que se los lleve el diablo.
Tímidamente volví la vista atrás, para escuchar al que me seguía mentarme la madre, mientras viraba para encarrilarse a irrespetar el rojo del semáforo y pensé que los cuatro “tráficos” que estaban en la rotonda previa, cazando autos sin marchamo, bien podían dividirse en dos parejas; pasar dos de ellos al semáforo de Fridays y cazar también a los chinameros, pachucos y vulgares conductores que se pasean por nuestras calles sin sanción y que tras sus gracias al volante, nos vuelven a ver como si fuésemos brutos.
Lo más triste de esta historia es que tienen razón.
Los conductores responsables en este país, somos una legión de brutos.